Hace quince años, una policía de incógnito fue atacada en un callejón de Roxbury. En el asalto fue coaccionada con un machete y recibió un disparo con su propio revólver, pero sobrevivió e identificó como su agresor a Vincente Salazar, un inmigrante ilegal y antiguo médico de El Salvador. Las huellas dactilares del revólver confirmaron su testimonio y Salazar fue sentenciado a medio siglo entre rejas, olvidado y abandonado por todos excepto por su apenada familia. Ahora Salazar desea que se celebre un nuevo juicio y Finn es el único que está dispuesto a luchar para descubrir la verdad. Sin embargo, cuanto más investiga Finn, más preguntas sin respuesta aparecen. ¿Por qué algunos de los mejores bostonianos arriesgan sus carreras e incluso sus vidas mintiendo sobre este crimen? Aliándose de nuevo con el inconformista detective Tom Kozlowski y hurgando en el pasado, Finn va retirando capas de corrupción y de secretos que se extienden desde América Central a las afueras de Boston. Antes de que Finn y Kozlowski puedan darse cuenta, son sus vidas las que están en la cuerda floja mientras caminan por la estrecha línea que separa la culpa de la inocencia. La legislación americana es atrapada por uno de sus principios: ¿creerá el juez que es culpable “más allá de toda duda”?.
David Hosp es abogado y colabora como voluntario representando a personas que han sido victimas de una condena errónea, por lo que expresa sus verdaderas vivencias en casos similares, con una lectura fácil que te lleva desde el primer capítulo, con la mayor adicción, a un final sorprendente. Me ha gustado mucho.
