En marzo marzuelos y en mayo rebozuelos. Esta rica seta comestible se encuentra con abundancia a finales de primavera e inicios de verano, dicen que con mucha abundancia cada dos o tres años, necesita abundante humedad, y este año parece que habrá buena cosecha.
Seta muy fácil de reconocer, con el sombrero en forma de copa, de color amarillo homogéneo, provisto de pliegues en lugar de láminas. Estos pliegues, muy decurrentes por el pie, son estrechos, apretados y ramificados. La carne es blanca amarillenta de olor característico a frutas y sabor agradable. Tanto en el color como en el olor recuerda mucho al melocotón.
Científicamente se llama “Cantharellus cibarius” y he puesto su nombre en vasco porque he leído que la casi totalidad de su producción, o bien se pudre cada año, o bien es recogida por franceses y guipuzcoanos. Se deseca con facilidad, se conserva bien (en seco o congelada) y nunca es atacada por larvas. Requiere una cocción prolongada para ablandar su carne dura.