No puedo recordar cuantas veces he leído este libro, ni cuantas he visto la película del director Stanley Kubrick. Me consta que esta novela se hizo a la vez que el guión, Arthur C. Clarke colaboró con el famoso director para conseguir en ambos casos una gran obra, con un argumento sorprendente:
1 - En los comienzos de la humanidad, un grupo de homínidos liderados por un humanoide llamado Moonwatcher, sobrevive en las llanuras de Africa basando su alimentación en hierbas y plantas. Potenciado por un extraño monolito, descubre que los huesos pueden ser utilizados como herramientas o armas. Esto provoca la adquisición de la confianza que les faltaba y la pérdida del miedo que les producía enfrentarse a la tribu opuesta.
2 – En el año 2001 el Doctor Heywood Floyd va a la Luna y junto con el Doctor Halvorsen se dirigen al cráter Tycho, donde gracias a la medida de campos magnéticos, se ha detectado y desenterrado un monolito negro que, al ser explorado, emite una fuerte señal hacia el planeta Júpiter. La nave “Discovery” es enviada para comprobar el destino de esa señal. Sufre un grave problema con HAL 9000, la computadora que gobierna la nave, por el conflicto que le supone conocer el objetivo de la misión y tener que mentir a los humanos.
3 - David Bowman, capitán de la nave, llega sólo al final de la misión y encuentra otro monolito de enormes dimensiones. Se aproxima para investigarlo y es atrapado por la puerta a otra dimensión que es en realidad. Bajo su influencia evoluciona (como hicieron los primeros homínidos) y nace el “hijo de las estrellas”.
Si en imágenes y casi sin diálogo la película es intrigante, la novela es absorbente. La causa de esta relectura es porque he decidido leer la saga completa, que Arthur C. Clarke realizó sin la colaboración de Kubrick. Seguiremos informando.