Ésta es la segunda novela de la autora en la que el protagonista es de nuevo el detective Trokic (Un oscuro fin de verano), un inspector de policía solitario cuya historia personal, que no logra olvidar por completo, está vinculada al conflicto de los Balcanes.
En esta ocasión, un niño de ocho años. Lukas, es hallado estrangulado en un barrio de Arhus, la segunda ciudad en importancia de Dinamarca, durante una tormenta de nieve. Todo parece apuntar a un crimen sexual, sin embargo, la autopsia lo desmiente. También resulta del todo inquietante que los padres del niño oculten algo. La única pista fidedigna con la que cuenta la policía al hallar el cadáver es que el niño ha estado en contacto con fuego.
El detective Daniel Trokic y su compañera de trabajo Lisa Kornelius, una experta en recuperación de datos informáticos y antigua colaboradora de la policía en casos de pederastia, se encargan de la investigación del caso en medio de una atmósfera inquietante y sombría.
No está mal, pero tampoco bien. Me ha resultado bastante espesa.