La apacible vida del monasterio de San Salvador de Leyre se ve envuelta en un halo de misterio cuando su padre abad desaparece sin dejar rastro. La juez MacHor y el inspector Iturri pronto se hallarán en una espiral de intriga que crecerá a medida que un enigmático criminal vaya dejando pistas tras de sí: dos cadáveres con hábitos de monje.
Un abad y el arzobispo de Pamplona aparecen muertos en una ermita recóndita a unos kilómetros de la ciudad junto a un relicario y una gran cantidad de dinero. A los dos les falta un dedo y tienen las vestiduras rasgadas.
La jueza MacHor y el inspector Iturri empiezan a investigar en el monasterio de Leyre este complicado caso que, según parece, empieza con el robo de un relicario, de unas hostias consagradas (el cuerpo de Cristo) y la desaparición no informada del abad.
Todo parece indicar que el asesino está retando a la policía con un juego terrible que responde a algún tipo de regla matemática...
Esta intensa novela de Reyes Calderón está bastante bien, Me ha gustado, especialmente este párrafo en el epílogo:
"A lo mejor muero en mi cama, a lo burgués, o en el catre de un frío hospital y es la morfina la que decide el momento. El cuándo y el cómo me es completamente ajeno, pero tras estos hechos he aprendido que eso poco importa. Caminamos siempre sobre el filo de la navaja, lo lo único significativo es apostar por el caballo ganador. Nada nos está vedado, nada prohibido, nada es en si inconveniente, nada es ilícito, pero hay dos caballos en juego, y solo se apuesta una vez."