Harry Hopeman pertenece a una dinastía de diamantistas judíos cuyos orígenes se remontan a los tiempos de la Inquisición. Un día recibe el encargo del gobierno de Israel de recuperar un diamante legendario que está a la venta en Jerusalén. Para los judíos, es la confirmación de un hallazgo arqueológico que demostraría la presencia hebrea en la Jerusalén oriental. La joya también perteneció al sultán Saladino, y adornó la mitra papal antes de ser robada del Museo Vaticano, y por ello, los árabes y la Santa Sede competirán por conseguirla. La novela describe la historia de este diamante desde los tiempos bíblicos hasta la actualidad y su relación con los antepasados de Hopeman que participaron en su tallado, y cómo puede influir una piedra en la mejor comprensión entre los miembros de las tres culturas.
No está mal, pero tampoco todo lo bien como suelen ser los libros de este gran autor. Noah Gordon presenta la historia de una forma demasiado ligera, sin que resulte apasionante, aunque entretenida. Esperaba un final no tan frio. Me gusto, pero … no me ha entusiasmado.