Una orden secreta medieval deja al mundo un oscuro legado que atemoriza a los habitantes de Nueva York y que se relaciona con una serie de muertes anunciadas con la imagen de un ataúd. Se relatan tres historias en paralelo:
- Bretaña, año 777. En la abadía de Vectis crece Octavus, un niño sobre el que pesa una maldición: es el séptimo hijo engendrado por un séptimo hijo y la leyenda le vaticina poderes diabólicos. Octavus comienza a escribir una lista con fechas y nombres sin sentido. Cuando uno de los nombres y su fecha coinciden con una muerte en la abadía, el miedo se apodera de los monjes. Siglos después, los miembros de la Orden de los Nombres, descendientes todos de aquel niño, siguen escribiendo sin descanso para completar un misterioso listado de nombres y fechas... Hasta que empiezan a suicidarse.
- Estados Unidos, en la actualidad. Nueve personas han aparecido muertas en Nueva York, desconocidos que nada tenían en común. Solo una cosa les unía: todas las víctimas recibieron postales de ataúdes, que anunciaban el día en que morirían, poco antes de su fallecimiento. Son las aparentes víctimas de un asesino en serie difícil de atrapar, cuyas muertes desafían toda lógica...
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La tercera historia, se sitúa en el año 1947 y tiene como protagonistas, además de a un grupo de arqueólogos, a dos personajes singulares: por un lado al político británico Winston Churchill, ya retirado en ese momento de la política, y por otro al que fue Presidente de los EE.UU., Harry S.Truman. Es el nexo de unión de las otras dos historias principales.
Intriga, emoción, misterio, algo de superstición, incluso algo de … ¿fenómenos paranormales?, son ingredientes más que válidos para construir un best seller, que resulta una novela bastante original que, a la par que trepidante, me ha resultado muy fácil y cómoda de leer. Buscaré rápidamente “La Biblioteca de las Almas”, la continuación de esta novela de Glenn Cooper.